Una mano seguro y ligera, modifica la profundidad.

El enfoque se hace de manera regular.

Nuestras caras se implican y nuestras bocas se afinan sobre el sentido exacto de lo que importa inmediatamente....

El movimiento, el descanso, la majestad de los astros, la pureza de las lágrimas que la carne encarcela.

Me arranco a tu cuerpo, sin temor, confiando.

Tus gemidos me perturban... en mi fuga pueril, estoy sangrado a blanco.

Palidezo ante el fulgor negro singular de tus ojos.

Permanezco así... como un ángel en exilio a la puerta del maravilloso.

Tu gloria sigue siendo suprema.