En un subida súbita de afectacion, entre el mal, el bien y el remedio, surge el fantasma de un gesto de Amor Absoluto y desesperado, inanimado y frío, aqui desde hace tanto tiempo. El olor del rocío del cielo, me lleva, lejos de la audacia de los "happy-ends".

La irrealidad vivida es la última virtud.

Las promesas de los dioses, tan numerosas como las estrellas de los cielos, nos embrujaron.

Era tan hermosa que si alguien me hubiese preguntado por donde queria ir con ella, no hubiera, sin duda hablado de paisajes ( a no ser que sintiera la impotencia de las palabras y que solo hiciera posible deletrear en silencio la lluvia que cae en los presidios).

Era tan hermosa que quise vivir de nuevo, pero en un modo distinto.

Era tan hermosa que en el fondo de mi delirante Amor me esperaba todavia integra toda la locura...

Nunca se volvieron a ver, pero el, la queria... mucho.