Voy por la sombra de los Oráculos, atravesando tierras de grandes sufrimientos, en una errancia sin tregua... No freeways, no trees, no cars, no roads, no ghosts.

Soy un tesoro escondido, en la abolladura de un camello por un Dios fanfarrón que va al brazo de una muñeca que chupa sus heridas honrándolo con los labios y que, télépaticamente, murmura:

- Hablame mas aún, de ese camino que conduce a la luna!...

...¡Hablame mas aún a la sombra de los Oráculos de la Leyenda ingenua y sin palabras, de Moctezuma!

- Érase una vez, una diosa reina a quien había ofrecido el don de domesticar a las rosas...

... Erase una vez, una diosa reina quien toda su vida durante, sobrevolo la pena, sobre una alfombra volante...

... Érase una vez, una diosa reina que había hecho mi, un viejo león rugiente, que iba caminando por la sombra de los Oráculos en una errancia sin tregua, atravesando tierras de grandes sufrimientos, detentoras de un tesoro ocultado por un Dios... fanfarrón.