La carta del cielo, se asemeja a un juego de azar... contorno la hipérbole de un amor sub cutáneo...

Tomar las cosas al reves, pensar en otra cosa que en lo que estas pensando, preocupándose de las palabras sin preocuparse sí.

Escaparse suavemente, sin efusión suplementaria, a las leyes invariables de la melancolía que se cristaliza sobre mi ojo que escucha.

Detras de de las tendencias novelescas de los amores despedidos, me gustariá tener el don de domesticar las rosas.

Ligera como un hipopótamo en suspensión bajo el agua, una onda de placer desnudada de artificios, llevada por los murmullos de los fantasmas ebrios de recuerdos trans- cutáneos, explora el equilibrio inestable de un segundo perfectamente colocado.

¡Cambio de pie, HOP!

Y, el viento de mis pensamientos hace subir en mi un sentimiento oceánico.